Retrospectivas
1900 a 1909
La silueta en forma de S
Durante esta década surge la alta costura francesa, en la que destacan diseñadores como Charles Frederick Worth (1825-1895). Frederick fue pionero a la hora de firmar sus prendas. Más tarde le pasó el testigo a sus hijos Gaston y Jean-Philipe.
El diseñador granadino Mariano Fortuny (1853-1949) tuvo gran reconocimiento por su vestido al que bautizó como “Delfos” (1907). Durante estos años, no podemos obviar, los lujosos diseños de Jacques Doucet (1853-1929) y Jeanne Paquin (1869-1936). Además del modista Paul Poiret (1987-1944).
Estilo de la época
La silueta en forma de “S” fue muy popular. Utilizaban materiales para los vestidos como el chiffon y la seda charmeuse. La cintura estrecha y la piel delicada y translucida, era lo más demandado en esta etapa. Etapa conocida como la “belle époque”. Se pusieron de moda los tacones que utilizaba el Rey Sol, Luis XIV. Además de el uso de grandes sombreros decorados con complicados adornos como las plumas.
La característica piel blanca se conseguía a través de sustancias como el plomo o el arsénico. Usar maquillaje o tinte estaba fuera de lugar durante esta época. Para blanquear la piel también utilizaban polvos de arroz. Además se llevaba intensificar el color azulado de las venas en la cara y escote.
Las canas no eran motivo para usar tinte, se dejaban a la vista. El peinado más común era ondulado y recogido en un moño ahuecado. Para realizar este tipo de peinado se utilizaban todo tipo de postizos. A este recogido se le conoce como “Gainsborough”. El perfume más en boga era la lavanda y las uñas debían tener un aspecto natural. Personajes característicos de la época fueron mujeres como, Isadora Duncan (1878-1927), Mata Hari (1876-1917), Elsie de Wolfe (1865-1950) o Sarah Bernhardt (1844-1923).
1910 a 1919
“La liberación del corsé”
El estilo oriental inspiró a grandes diseñadores de esta época, tanto por el peso que tenían en la sociedad los ballets rusos o los diseños y materiales que llegaban directamente de Japón y la India. La liberación del corsé, de la década anterior, se convirtió en opulencia y lujo (ya sea en telas, colores y materiales). Podemos considerar a Paul Poiret (1879 – 1944) como el modisto más influyente de la década. En 1906 creó “ La Vague”, un diseño sencillo, entallado bajo el pecho y que caía de forma recta hasta los pies. Desterró las medias negras para introducir las de color carne e impuso caftanes, quimonos, pantalones, bombachos, túnicas, velos y turbantes. Aunque no solo innovó a la hora de vestir a las damas francesas. Poiret fue el primer modisto en lanzar su propio perfume (10 años antes que Chanel). Lo clasificaron como el diseñador del siglo, ya que fue capaz de vender desde complementos hasta elementos de interiorismo.
También destacó la diseñadora Jeanne Lanvin (1867 – 1946). Sus inicios fueron como sombrerera, aunque tocó casi todas las ramas de la moda. Más tarde trabajó la ropa infantil, creando luego moda de señora y por último ropa de caballero. Consiguió el primer salón donde se podía atender a toda la familia.
En esta época también tuvieron gran relevancia diseñadores como Edwar Molyneux (1981-1974) Jean Patou (1988-1936) o Madeleine Vionnet (1876 – 1975), célebre por su corte al bies.
Estilo de la década
Dos grandes gurús de la belleza, además de competidoras directas, fueron la europea Helena Rubinstein y la norteamericana Elisabeth Arden. El maquillaje estaba muy extendido con un resultado muy natural. Finalizado el uso de polvo blanco, se utilizó un polvo rosado. La piel debía de ser lisa y mate, siendo este el cosmético más importante de esta década. Otro de los productos que utilizaban era la vaselina, que daba brillo a los párpados. Durante los últimos años el uso de Khol en los ojos y el rojo intenso para los labios se pusieron de moda. Los peinados estaban inspirados en la técnica griega, utilizando raya.
Gloria Swanson o Lillian Gish fueron ídolos durante esta etapa.
1920 a 1929
La Garçone
Los años veinte, conocidos también como aquellos dorados años, cambiaron la sociedad europea con la introducción del Jazz, charleston, el corte de pelo a La Garçone, labios rojos, el amor libre, los cigarrillos, las faldas cortas…. Además de grandes avances tecnológicos como el automóvil, los primeros electrodomésticos, el teléfono y la radio; consiguieron una vida más fácil y cómoda.
Triunfa durante esta década el art deco. El culto a la juventud era prioritario para todas las gentes. La vida empezaba a coger mayor velocidad. Bebían alcohol para reponer fuerzas y consumían nicotina y opio para calmar la sensación de hambre.
Las nuevas fajas elásticas, revolucionaron a la hora de ocultar lo que antes no se podía ocultar. La prenda estrella entre las mujeres fue el vestido suelto, con tirantes y corto, hasta la rodilla. También empezaron a usar tejidos transparentes, bien de seda natural o de rayón ( seda artificial inventada en esta época). Combinaban perlas falsas y flecos para cubrir ciertas zonas estratégicas. Los abrigos, además de opulentos debían de proteger del frío.
Estaba muy de moda fumar con boquilla larga, usar collares de perlas, las boas y los abanicos de pluma de avestruz. Los zapatos más popularizados eran llamados los mercerditas. Para la cabeza utilizaban el típico sombrero cloche durante el día y bandeau para la noche.
La modista por excelencia fue Mademoiselle Chanel (1883-1971), aunque no la mejor, ya que le arrebató este rango Madeleine Vionnet (1876-1975) y Cristóbal Balenciaga (1895-1972). El principal objetivo de la diseñadora fue liberar a la mujer tanto visual como mentalmente, apropiándose para ello, de los principios básicos de la elegancia masculina: calidad, comodidad y proporciones que representasen un cuerpo sexualmente atractivo, sin necesidad de exhibirlo. Consiguió fusionar lo masculino con lo femenino, la dureza con el encanto, la sencillez con el lujo y el ansia de dominio con su enemiga la sumisión.
Una de sus citas más características fue: “la moda no existe solamente en la ropa; la moda esta en el aire, la trae el viento, se la presiente, se la respira, está en el cielo y en las calles, nace de las ideas, de las costumbres, de las noticias.”
En 1926 creó el vestido más codiciado entre las mujeres, el llamado furró de crespón de China negro. Al que apodó la revista de moda de la época, Vogue, como el “Ford de la moda”. Con motivo de su cuadragésimo cumpleaños lanzó su primer perfume “Chanel Nº5”, consiguió que hasta nuestro días sea el perfume más famoso del mundo. Su objetivo era que de un aroma artificial surgiera un aroma natural. También diseñó piezas de bisutería con gran habilidad para combinarla con joyas.
Estilo de vida.
Sin lugar a dudas, triunfó el corte de pelo a “La Garçone”, la imagen se completaba con ojos y raya negra. La boca conocida como boca de piñón rojo oscuro iba acompañada de las cejas cuidadosamente perfiladas, dando le forma semicircular. El maquillaje era característico por ser muy recargado, no importaba que resultase artificial. El objetivo principal de esta década era, la provocación.
El colorete se aplicaba formando una mancha circular, laca de uñas de color rojo. Las rubias de la época se maquillaban los parpados con tonos verdes o azules, mientras que las morenas con tonos marrones o negros. Todas querían tener los ojos almendrados y profundos. Utilizaban khol difuminando y con mucha mascara de pestaña, la revolución fue la máscara resistente al agua creada por Elizabeth Arden en 1921. Las pieles seguían siendo pálidas con tonos rosados, aunque también ya comenzaron a tener curiosidad por las pieles negras y surgieron las primeras pieles bronceadas.
Destacó el maquillador polaco Max Factor, tras lanzar el archiconocido maquillaje de las estrellas. Ídolos de la época fueron entre otros Clara Bow, Josephine Baker o Marion Morehouse, quién fue la primera modelo de la historia.
1930 a 1939
La década de la elegancia
La opulencia y el derroche de la década anterior dieron paso a la elegancia sosegada. Las fiestas en clubs nocturnos y en bares ya no estaban bien vistas, ahora estas fiestas las trasladaron a las casas. Reinaba el minimalismo. El cromo, los espejos y el cristal eran las bases del nuevo concepto de hogar. La interiorista Elsie Je Wolfe , fue célebre por sus fiestas y recepciones.
El baile del Swing, sigue siendo el mayor entretenimiento, junto con el big bands, el foxtrott y la rumba. La pareja de baile más popular, que destacó en el cine, fueron Fred Astaire y Ginger Rogers. Hollywood y su cine revolucionaban todo. Pasaron de aquellos minivestidos de los años 20 a elegantes vestidos largos para la noche. Triunfó el vestido blanco satén brillante. Solían llevar generosos escotes traseros, que protegían del frío junto con las pieles, que a ser posible, eran de zorro plateado.
El astracán, el castor y la nutria, se convertían en abrigos tres cuartos. Combinaban con el obligatorio vestido princesa, una pieza de corte transversal que se sujetaba con un cinturón. Las mangas largas y estrechas, acababan en puños hinchados o cubiertos de volantes. A partir de 1934 se exageraban los hombros, utilizando hombreras, aunque los principales complementos de la mujer durante esta década fueron los guantes y los sombreros. Al principio estos útiles eran pequeños, planos y se sujetaban al pelo con agujas. Más tarde llegaron los birretes y casquetes, sombreros redondos, acampanados y en forma de plato. Todos tenían en común la misma inclinación sobre la frente. Fue Caroline Reboux una de las sombrereras más relevantes aunque la diseñadora de sombreros Elsa Shiaparelli consiguió más fama.
Los trajes tenían un corte ceñido, destacando la cintura con un cinturón, las solapas eran anchas y debajo se llevaban blusas con grandes lazos. En 1933 Hermés lanzó sus célebres pañuelos de seda estampados. Las medias continuaron fabricándose con seda o rayón en color carne pero en 1939 se sustituyeron por el nailon.
Los bolsos planos estaban en boga, se llevaban bajo el brazo o pequeñas bolsas con arandelas de plata o plástico, esto fue una gran novedad. Tuvo gran relevancia el uso de bisutería y el último grito de esta etapa fueron las gafas de sol; nacieron en 1937 las célebres gafas Ray-Ban. Con la llegada de los zapatos de cuña se dio lugar también a las plataformas.
Destacaron modistos como Nina Ricci (1883-1970), Alix Grés (1899-1993), Massy Rouf (1896- 1971). Marcel Rochas (1902-1955), Louise Boulanger (1878-1950) o Mainbrocher (1890-1976), éste último fue artificie del traje de novia de Wallis Simpson, futura duquesa de Windsor en 1936. Podemos catalogar a Elsa Schiaparelli (1890-1937) como la modista más relevante de la época. Pasó a la historia gracias a sus atrevidas extravagancias. Una de las claves de su éxito fue adaptar sus principios surrealistas a la moda. Su máxima competidora durante esta década fue Chanel.
Estilo de la época.
La figura delgada de la mujer debía estar en armonía con su feminidad, además de tener aspecto atlético, natural y cuidado, además de estar morenas de piel.
Los útiles fundamentales eran: lápiz para perfilar las cejas, depilándolas, hasta darles forma de semicírculo (no tanto como la década anterior); sombra de ojos dorada o plateada; rímel, o si era necesario, pestañas postizas o vaselina para que los ojos brillasen; colorete en las mejillas pero difuminado; por último, para la boca usaban un perfilador de labios y un pequeño pincel para aplicar el carmín. El rostro debía ser transparente.
El cabello se llevaba más largo, peinado cuidadosamente con ondas que partían de la frente. El color de moda era el rubio, a ser posible platino. Según dijo Germain Montiel: “la belleza no es un don, sino una cuestión de costumbre”.
Otros ídolos de la época fueron Vivien Leigh ,Greta Garbo, Marlene Dietrich o Jean Harlow.
1940 a 1949
Época de restrinciones
A pesar de la escasez de materia prima, los franceses estaban dispuestos a conservar la reputación de fabricar los mejores vestidos del mundo. La moda que se llevó durante la época de la ocupación pecaba de falta de espontaneidad, todo parecía calculado; los pañuelos de seda se convertían en faldas o turbantes, también podían coserse a trajes o pantalones, aunque no solo por el descarte sino por coquetería.
Los zapatos de plataforma reinaron durante esta década, los tacones eran de cuña de madera y corcho. En los sombreros destacaron los turbantes. Fue la único complemento de la época que no sufrió restricciones. Apreciaban mejor la calidad, valorando más tejidos resistentes como el algodón, la lana o el lino. Los bolsos pequeños dieron paso a bolsas amplias colgadas del hombro.
Todos los materiales se podían aprovechar, los visillos se convertían en vestidos, ropa de cama de bebe y cortinajes servían como vestidos de novia, entre otros muchos ejemplos. El interés por el teatro, el cine y la música calaron con fuerza en la sociedad.
En 1945 los modistos ingeniaron vestir pequeñas muñecas para presentar sus colecciones, con el fin último de consumir la mínima tela posible, nadie se atrevía ahora a dar cancha a la extravagancia. Aunque todo esto terminó con la aparición en 1947 de la primera colección de Christian Dior, quien impuso una nueva era, el “NewLook”, que tuvo gran fuerza en la década siguiente.
Modistas como Pierre Balmain (1914-1982), Jacques Fath (1912-1954) o Cristobal Balenciaga (1895-1972) destacaron con su obra. Éste último fue acuñado con el término de “maestro” por muchos otros modistos de su época, pensamiento que llega hasta los modistos de nuestros días. También es considerado como el arquitecto de la alta costura; en su día dijo: “el modisto debe ser arquitecto para saber cortar, escultor para dar forma, pintor para escoger los colores, músico para encontrar las armonías y filósofo para crear estilo”.
Estilo de la década.
Los productos cosméticos ya estaban en la lista de necesidades básicas, fue un arma secreta. De este modo, la imagen adecuada era adulta y sensual, nunca frívola y provocativa.
La forma de las cejas debía de ser ligeramente curva, se evitaban tanto muy depiladas como muy pobladas. Lo más importante era el lápiz de labios de color rojo oscuro. Se pintaban la boca en forma de piñón pero con las comisuras abiertas (típica “forma de asco”). La piel se llevaba mate. Los más afortunados utilizaban los polvos compactos de Max Factor.
En general el maquillaje dejaba mucho que desear, sobre todo por la escasez de materias primas como la glicerina y la grasa. Aunque como en todas las crisis, la necesidad agudiza el ingenio: las inglesas empezaron a utilizar betún de zapatos para las cejas y pétalos de rosas y cintas sumergidas en vino tinto para sustituir al colorete. Uno de los perfumes más destacados fue “Campos Elíseos” de Guerlain.
Las mujeres se recogían el pelo en moño alto, pero el peinado más característico de la época fue el “Victory Rolls”, consistía en un alto copete ondulado sobre la frente. Se apreció también el color pelirrojo como novedad. La cabellera larga y suelta solo se lucía sin tapujos en el cine. Destaca el peinado de ensueño de Verónica Lake, que no era, ni más ni menos, que una melena que empieza a crecer tras haberse realizado una permanente; o el de Rita Hayworth en Gilda. Surge el estilo pin-up.
Ídolos de la época fueron Ingrid Bergman, Bette Davis, Caterin Hepburin, Lauren Bacall, Rita Hayworth o Ana Garmer.
1950 a 1959
La era del New Look
Los años cincuenta marcaron la última gran década de la alta costura. Nunca antes y menos después ha habido tantos modistas independientes.
El New Look que comenzó a finales de los años 40, fue el estilo predominante durante esta década. Buscaban simbolizar el optimismo y la opulencia; era un estilo nostálgico y elegante, en el que los hombros redondeados y un busto alto y realzado junto con una diminuta y estrella cintura, una falda más bien larga y acampanada se combinaban con sombreros, guantes y zapatos de tacón alto y bolso a juego.
Se llevaban medias de nailon, además el escote solo se mostraba a partir del atardecer. El tejido también había que elegirlo dependiendo de la hora del día. Hasta las amas de casa no se mostraban sin maquillaje ni siquiera delante del cartero. Estas costumbres llegaron tan lejos que las mujeres se levantaban hasta una hora antes que su marido para maquillarse, peinarse y estar impecables. La explosición de colores es típica de ésta década.
La copa de los sombreros era siempre pequeña y plana, aunque el ala solía ser ancha. El zapatero más cotizado fue Roger Vivier. El cual hizo para la coronación de la reina Isabel de Inglaterra en 1953, una sandalia de piel dorada con el tacón repleto de rubís incrustados. En 1955 Salvatore Ferragamo inventó el tacón de aguja. Surgió el rock and roll y en 1958 se creó la licra.
La clase media ya era una realidad. Con el nacimiento de esta clase social, surgen los grandes almacenes, las fibras sintéticas; y la confección permitía a amplios sectores copiar el estilo de los ricos. La venta de licencias (patrones de modistos importantes) permitió que la alta costura estuviera al alcance de todo el mundo.
Los modistos de moda fueron Hulert de Giovenchy (1927 - 2002 ) cuya mayor y fiel cliente fue la cineasta Audrey Hepburn. Louis Féraud (1921-1999 ) fue el primer modisto en contratar modelos de piel negra. Es imprescindible, también, citar al ya conocido Valentino (1932 ). De nuevo destacaron en esta década Cristóbal Balenciaga y Coco Chanel, aunque el modista que llegó a eclipsar a todos los demás fue Christian Dior (1905-1957), inventor en 1947 del New Look. Este nuevo look, hizo que llegara a la cima, considerándolo como el rey de la alta costura hasta su muerte.
El New Look era una contrarrevolución que devolvía a las mujeres directamente a la belle époque, motivo de su gran éxito, armonizar tradición con gran lujo. Dior era un hombre con excelentes conocimiento comerciales. Las modelos del modista francés desfilaban con gran teatralidad. Su gran talento también consistió en provocar esta emoción dos veces al año durante una década. Inventó el característico vestido de cóctel. Gracias a sus dotes comerciales inventó los Royalties, con lo que se aseguraba que una creación suya no podía ser copiada libremente por una sola cantidad de dinero. Su primer perfume fue Miss Dior (1947) seguida de Diorama y Diorísimo. Una de sus debilidades eran las creencias supersticiosas, a las que consultaba con la pitonisa Madamme Delahaye. Finalmente murió un 23 de octubre de 1957 por un ataque al corazón.
Estilo de la década.
Surgió “la belle du Jour”; las mujeres no salían sin maquillaje ni joyas. El maquillaje más característico fue un moreno artificial de piel, cejas correctamente depiladas pero anchas y maquilladas en forma de ala de paloma. La sombra de ojos plateada y el color de labios rojos anaranjado compañero con la laca de uñas tanto para manos como para pies y la utilización, en ocasiones exagerada, de eye liner.
Ídolos de la década fueron Grace Kelly, Audrey Hepburn, Marilyn Monroe, Liz Taylor, Bigitte Bardot, Sofia Loren o Maria Eva Duarte (Evita Perón)
1960 a 1969
Nace el prêt-á-porter
Durante esta década resurgen los dorados años 20. La minifalda fue, sin duda, la innovación de la época, por supuesto combinada con leotardos y botas. También fue la década conocida como la de “sexo, drogas y rock and roll”. La música unía a toda la juventud por encima de todas las fronteras, clase social, raza o sexo. Los británicos The Beattles fueron gran referencia para toda la sociedad, expresando en sus letras lo que no se podía decir con palabras. Sin olvidar el op y pop art.
Hay quien dice que fue una década tenebrosa en la que se perdieron valores morales, la autoridad y la disciplina. Obviaban todo lo que parecía radicar en la educación. Por ejemplo sin la invención de la píldora (1961) no se hubiese llegado a la famosa revolución sexual.
Surge una nueva era del consumismo: la moda individual, viajes, drogas, sexo, rock, alcohol… a finales de esta década surge también el conocido movimiento hippy, que estaba en contra de las diferencias en las clases sociales, la intolerancia, el racismo y la guerra. Su símbolo representativo fue la margarita y se denominó al movimiento como “Flower Power” que duró hasta bien entrados los años 70.
Por primera vez en la historia, la moda de la calle llegó a la alta costura. Yves Saint Laurent (1936-2008 ) fue el diseñador que mejor se adaptó a este cambio. Por ejemplo introdujo en el vestuario femenino el traje pantalón, saharianas, ropa transparente y su creación más dispar, el esmoquin para mujeres. Su musa y amiga fue Catherine Deneuve. Nadie se hubiese atrevido a combinar amarillo con lila, o bien naranja con rosa y rojo, aunque Laurent tenía el talento necesario para aplicar la tonalidad justa.
Hubo otros diseñadores, no menos reconocidos, como Andrés Courréges (1923) que con la introducción de la minifalda en la alta costura y su estilo cosmonauta fue el más copiado de la época. También tuvieron importancia Pierre Cardin (1922 ), Paco Rabanne (1934) cuyo lema no era seducir sino sorprender. Además Rabanne introdujo materiales totalmente nuevos como el plástico, el metal y combinó la piel con plumas de avestruz. Su mayor éxito fue la creación de vestidos futuristas de placas de metal. Diseñó los vestidos de Jane Fonda para la peculiar Barbarella.
También es obligatorio citar a Emanuel Ungaro (1933 ), Karl Lagerfeld (1938), Guy Laroche (1923 -1989) o a la también famosa Mary Quant (1934 ) la cual dejó en herencia la minifalda, los cortes de pelo geométricos y los pantys de todos los colores y estampados. Fue pionera en utilizar PVC para abrigos y botas. Además de introducir y diseñar los novedosos bolsos de bandolera. Fue también veterana a la hora de desarrollar un “look” (palabra que no se había utilizado hasta ahora en el mundo de la moda) únicamente para adolescentes.
Estilo de la década:
La gruesa capa de maquillaje de la década anterior dio paso a la naturalidad. Pintarse los labios estaba mal visto, aunque se usaban brillos naturales para adquirir bocas infantiles. Pero la máxima del maquillaje durante ésta década fue pintarse los ojos con todo tipo de ingenio exagerado. Las técnicas más utilizadas eran las sombras de distintos colores, línea oscura en la parte superior e inferior, varias capas de máscaras de pestañas y utilizaban pestañas postizas en la parte superior e inferior. Dibujar la característica banana del ojo y las cejas finas o falsas bien pintadas o con pétalos de flores, eran la guinda para conseguir ese look aparentemente infantil.
Todos los chicos modernos de la época querían cortarse el pelo al estilo “champiñón”, que impusieron los Beatles. Aunque también fue la década de las pelucas, los cardados y la laca, despuntando el pelo largo y liso.
Los ídolos de la época fueron Twiggy y Jacqueline Kennedy, sobresalieron también Jane Fonda, Maria Callas, Janis Joplin, o Julie Christie.
1970 a 1979
La antimoda
Lo hippie sigue presente en esta década. El optimismo de la juventud se convirtió en cinismo, con un rostro odioso. En los setenta solo se experimentaba decadencia. Fue la década del mal gusto, suelas de plataforma y minishorts, pantalones con pata de elefante y camisas de poliéster, ropa brillante de discoteca y el punk no futuro.
Durante esta década, los posmodernos y su estilo ecléctico marcaron el inicio de la revolución de la moda. La moda estaba influenciada por el paso del movimiento hippie, con sus tejidos naturales como la lana, seda o algodón; con motivos delicados y con trajes étnicos y rurales. Los pantalones vaqueros fueron el uniforme de los inconformistas. Surgió la oleada unisex. El patchwork de piel de serpiente era lo máximo en el ambiente funky.
En los años 70, durante el día todos buscaban la mayor discreción posible, mientras que cuando caía el sol predominaban los excesos. Camisetas de poliéster con colores estridentes, mallas de lycra, tops de cuello halter con minishorts de lurex plateado, viejas camisas de encaje con vaqueros centellantes, vestidos de seda artificial trasladaban a los años cuarenta, vestidos de cóctel de los cincuenta, los recalados vestidos largos y floreados de la abuela o modernos trajes de noche con cortes escandalosos. Todo se exhibía, incluso la piel desnuda.
La discoteca de moda fue “Studio 54” y películas como “Fiebre del sábado noche”, “Grease” y “Fama” acentuaron la oleada disco. También fue la era punk, éstos sustituyeron el “ Peace & Love” por el “Sex&Violence” además, todo lo natural fue sustituido por lo artificial. Combinaban lo incombinable: cabelleras de indio iroqués teñidas de rojo y verde sobre pálidos rostros, con cadenas de inodoro e imperdibles de adorno, combinadas con chaquetas de cuero y calaveras; también llevaron camisetas rasgadas o ropa interior de encaje que se podían adquirir en los novedosos Sex-shop. Sin olvidar los estampados de leopardo.
Vivienne Westwood (1941), modista influyente de la década, supo convertir la vestimenta punk callejera en moda universal con gran facilidad. Siempre ha sabido estar un paso por delante de la moda. Cuando el estilo punk triunfaba en los ochenta ella ya lo hizo en los setenta.
También destacaron los modistos Thierry Mugler (1948) cuya fórmula de la moda fue “la mujer como fetiche” o los japoneses Kenzo (1939) e Issey Miyake.
El estilo de la década:
Mientras que para unos era el ideal hippy, para otros el brillante artificio de las estrellas disco, aunque había gustos para todo, incluso para las actitudes agresivas de guerrilleros, revolucionarios y marginados sociales.
El estilo natural fue para las mujeres trabajadoras; aspecto extremadamente cuidado, con el pelo recién lavado y un cutis impecable al igual que la manicura. Las cremas de día con algo de tono, las sombras de ojos naturales y el brillo de labios transparente. Aunque por la noche abusaban del color. Las cejas muy finas, sombras de ojos de colores estridentes, los labios rojo oscuro o incluso negros, el cutis irisado, también fue usado el autobronceador.
El pelo se llevaba escalonado con mucho volumen, una melena abundante era el atributo más preciado durante esta década. El peinado que Farrah Fawcet lucía en “Los ángeles de Charlie” fue catalogado como el más exitoso en la historia del cine y la televisión. También se introdujo el pelo a lo afro, dando uso a las permanentes de pelo.
Aunque lo que más sobresalió en todos los look fue el culto al cuerpo. La nutrición sana era obligada, además los productos adelgazantes fueron un éxito comercial y el uso de los gimnasios fue masivo.
Ídolos de la época fueron Liza Minnelli, Catherine Denueve, Lauren Hutton u Olivia Newton-John.
1980 a 1989
Década de los contrastes
En los años ochenta el mundo había alcanzado cierta estabilidad política y económica. Como consecuencia la moda se trasladó a un plano más conservador. De nuevo, se podía ganar dinero, vestirse bien y no interesarse por la política. Las personas podían entregarse al lujo sin restricciones.
Era la “Ginne Decade”. El lema era “Work hard, play hard” (el dinero ganado con tanto esfuerzo se gasta tan pronto). Quienes realmente querían estar a la moda debían trabajar doce horas diarias y luego ir de fiesta todas las noches. Se asentó la alocada época punk, aunque en Inglaterra ya había pasado de moda. El verdadero símbolo de los ochenta eran los yuppies, los cuales podían llevar traje y corbata sin tener que parecerse a sus padres. Las hombreras de las chaquetas eran muy recargadas.
Durante el día, las mujeres yuppies, llevaban un traje de estilo agresivo muy entallado, con hombreras igual de exageradas, una falda corta y estrecha y una elegante blusa. Sin embargo, en la noche las prendas rayaban el histerismo: faldas globo, mangas abullonadas y tejidos brillantes con colores estridentes.
En las series de televisión como Corrupción en Miami, Dallas o Dinastía, se podía ver reflejado todo lo que se llevaba en los ochenta: sol, playa, música pop, cócteles, cocaína, trajes de diseñador, moda y el sentimiento vital de la época. El mayor ídolo pop fue Madonna, cantando el himno de los ochenta: “I am a material girl, I am living i a material world”. Aunque también destacaron Michael Jackson, Prince y Boy George, quienes ejemplificaron el cambio de identidad masculina de los ochenta (imagen femenina, con abundante maquillaje y ropa sexy).
De este modo, la música y la moda negra, también tuvieron gran importancia en esta época. Los ochenta sería la época del hip-hop, el rap, el house y el popularizado break-dance. El estilo homeboy de la juventud en los guetos negros eran los pantalones de bolsas, las zapatillas deportivas y las gorras de beisbol.
Los creadores de moda más destacados de la época fueron Christian Lacroix (1951), uno de los que mejor encarnó el espíritu de los ochenta. Giorgio Armani (1934), Gianni Versace (1946-1997), quien inventó el símbolo de las “top model”. Moschino (1950-1994), Azzedine Alaïa (1949) o Yohji Yamamoto (1943).
Al final de la década surgió el fenómeno de las top models como: Claudia Schiffer, Christy Turlington, Linda Evangelista, Cindy Crawford, Naomi Campbell, Carla Bruni, Helena Chistensen o Elle MacPherson.
Estilo de la década:
Las delgadas chiquillas de los sesenta y las flacas bailarinas disco de los setenta pasaron a la historia. Ahora imperaban la naturalidad y la salud. Los ricos y personalidades de éxito, recurrían a los entrenadores personales “puesto que lo que se llevaba era modelar el cuerpo, realzando unas partes del cuerpo y adelgazando otras”. La cirugía estética aumento hasta un 63% en EE.UU. La operación a la que más se recurría eran los implantes de pecho y las liposucciones de cintura, barriga y muslos; usaban esta grasa para aumentar los labios finos. Triunfaron los productos anti envejecimiento y los despigmentantes. Ya no se llevaban las pieles bronceadas (las mujeres ilustradas conocían que el sol envejece).
La función del maquillaje no era mejorar o rejuvenecer, sino la de realzar la expresión del rostro. Durante el día usaban tonos naturales y transparentes haciendo un cutis perfecto, con la cantidad justa de polvo para conseguir un tono mate. Para la noche reservaban colores algo más atrevidos. Las cejas se llevaban naturales, a ser posible, sin depilarlas.
Los ídolos de la época fueron Madonna Cher, Meryl Streep , Grace Jones ,o Brooke Shields.
1990 a 1999
La era minimalista
Esta década estuvo marcada por la estabilidad y la globalización. El objetivo principal vuelve a ser la juventud eterna. El descenso del consumo, récords de desempleo y las crisis económicas hicieron que la moda se redujera a los discretos “básicos”, que se materializaban en blazers de corte clásico, trajes pantalón, faldas estrechas y jerseys de cuello alto.
Como dijo Karl Laserfield “El lujo consiste en que lo invisible sea tal lujoso como lo visible. El verdadero lujo está en el forro”. El lema de ésta década fue “less is more” (menos es más). Además la propuesta de reciclar fue muy acogida en esta época. En 1993 nació un nuevo medio que aceleraría la comunicación en todo el mundo: Internet. Tanta cantidad de información también repercutió en la moda, ayudándola a convertirse en una industria gigantesca.
Gracias a ese estilo básico, a mediados de los noventa, nace el minimalismo. Las joyas, por ejemplo, estaban mal vistas en pasarelas; y el pelo y el maquillaje tienden a pasar desapercibidos. Destacando como complementos únicos a los bolsos, gafas y zapatos de renombre.
La juventud es símbolo de eficacia, forma física y belleza. La lencería y las medias se adecuan al deseo de un cuerpo perfecto y juvenil: los wonderbra elevan el busto y las bragas realizan y reafirman las nalgas y el vientre. Aunque esa mujer minimalista de día, se convierte en mujer fatal o romántica en la noche y en la intimidad. Descubre mucha piel, seduce con prendas ceñidas o transparencias, con brillo, lentejuelas, plumas o pieles.
Las nuevas tecnologías permiten fabricar materiales inteligentes. Surgen las micro fibras, tejidos que dan confort y libertad; no requieren planchado, repelen microbios, permiten transpirar correctamente, son termo activos, son resistentes a las radiaciones ultravioletas, contienen fibras antiestrés, desprenden aromas o incluso pueden llegar a administrar crema hidratante.
Los diseñadores de la década con mayor reconocimiento fueron Dolce&Gabbana, Stella McCartney (1971), John Galliano (1961), Hervé Léger (1957), Jil Sander ( 1943 ), Tom Ford (1961) para la casa Gucci (Fundada en 1904) o Miuccia Prada (1950) para la casa Prada ( fundada en 1913).
El estilo de la década
Durante esta década se paso de la perfección inalcanzada de las top models al grunge, en el que predominaba un aspecto dejado, maquillaje corrido y difuminado. Pero pronto se volvió a la frescura natural, una piel perfecta, sellada con polvos, unas pestañas maquilladas y una boca brillante pero resaltando sus contornos.
El pelo debía de ser natural, sin geles ni aerosoles fuertes. El arte de lucir una buena melena consistía en un buen corte y color.
Ídolos de la época fueron, Sharon Stone, Lady Diana, Kate Moss, Tina Turner o Julia Roberts.
2000 a 2009
La era del mestizaje
Ha llegado el siglo XXI y la moda vive el despertar de la provocación. Comenzando ya en los noventa, sufre un gran auge en esta década la utilizacion de piercings y tatuajes, el maquillaje corporal y los vaqueros de talle bajo. La tendencia de moda es tanto masculina como femenina, en la moda masculina cada vez se incluye más color y variedad de cortes.
No se puede negar la importancia de las economías emergentes que giran alrededor de una industria que evoluciona en todo momento. También aumenta notablemente el número de escuelas de diseños y como consecuencia se fichan nuevos talentos que llegan con la esperanza de relanzar y mantener la estrela brillante de las firmas que ocupan los primeros puestos en el negocio de la moda ,en firmas como Chanel, Gucci, Valentino, Louis Vuiton, Lanvin, Dior, Loewe, Balenciaga o Guy Laroche.
Los sistemas de fabricación cambian continuamente. Empiezan a utilizar el corte a laser o a mano, costuras o soldaduras textiles, hechuras artificiales o naturales, materiales orgánicos o químicos. Además de innovar con nuevos textiles y tintes que mejoran las técnicas de producción de a cuerdo con criterios de desarrollo sostenible.
El consumidor de moda está más y mejor informado que en cualquier otra época. Combinan prendas del año 2000 con otras del 2008 o 2005. Este principio de siglo se evoca a las épocas pasadas. Se vuelve al estilo victoriano, gótico, la década de los sesenta o los ochenta e incluso prendas futuristas hechas con metal.
La revolucionaria aparición del arte contemporáneo en la moda se traslada a la industria. Por fin hay dónde mirar y donde escoger, es muy difícil divorciarse de la moda. Se puede optar por estar fuera de la moda, pero resulta imposible huir de la propia personalidad, que es la que al final impone nuestra manera de vestir.
Ya existe gran variedad de diseñadores que mueven la industria de la moda, destacando diseñadores como Tom Ford , ya con su propia firma. Carolina Herrera, Giambattista Valli, Elie Saab, Zuhair Murad, George Chakra, Stephen Rolland, Frank Sorbier, Donna Karan o Anna Molinari fundadora de Blumarine.
La moda española es una parte importante de esta industria, mencionando diseñadores como Roberto Verino, Adolfo Dominguez, Purifiación García, Victorio&Lucchino , aunque su triunfo empezó en los noventa. Kina Fernández, Carmen March, Antonio Miró, Alma Aguila, Alianto.
Estilo de la década:
Vuelve a predominar ese anhelo por la eterna juventud. Además resurge ese culto al cuerpo que imperó en la década de los setenta. Asistir a gimnasio y entrenadores personales es casi una cita obligada. Las actividades que predominan son spining, yoga, pilates… Los tratamientos estéticos faciales y corporales cobran gran importancia. Es la era de la metro sexualidad en el hombre.
Acerca del maquillaje, cabe destacar, las pieles naturales y brillantes, olvidando prácticamente la piel mate. Ojos ahumados e intensos y la utilización de pestañas postizas, coloretes en crema y labios jugosos y naturales. En cuanto al pelo, se lleva natural y juvenil. En ocasiones gracias a las extensiones se lucen esas tan deseadas y espectaculares melenas.
Como cita el enunciado, es la era del mestizaje, se lleva todo tipo de tono de piel. También es muy común, la combinación de colores y formas en el pelo.
Ídolos de la época son Lady Gaga, Scarlett Johansson, Jennifer López, Beyonce, o Penélope Cruz.